Se trata de una receta antiquísima que ya aparecía descrita en las tumbas de los faraones egipcios, pero tranquilos que es muy fácil.
Necesitamos frascos de cristal o de porcelana (nunca de plástico) de cierre hermético y algunas plantas , de las más aromáticas, pueden ser frescas o secas, aunque yo recomiendo las secas pues son más fáciles de encontrar a la venta y vienen libres de pesticidas. Las más empleadas son el romero, el tomillo, la lavanda, el ciprés, pero eso va en gustos.
Vamos a ello:
se sumergen las plantas elegidas en aceite vegetal (mejor de jojoba o de almendras porque penetran rápidamente en la piel sin obstruir los poros) , se calienta todo junto sin que llegue a hervir.A continuación se filtra bien con una tela de gasa y se deja enfriar.Sólo queda envasarlo y listo para usar.
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